El Acompañamiento en el proceso de unificarnos desde un enfoque integrativo, conjugado y espiritual, nos ofrece una oportunidad para detenernos, escucharnos a nosotros, ir reconociéndonos y así
Cuando uno ya esta en proceso, es la propia experiencia personal, la que va marcando el camino, uno se dispone a asistir incondicionalmente sin juzgar, listo a extraer los recursos propios de cada persona para trascender el dolor, produciendo un proceso de conversión y madurez y ayudando a componer los distintos aspectos y dimensiones de su vida y de su historia, pudiendo traer esa emoción al momento presente y encontrar la raíz de ese sentir.
Se habla desde un seguir el proceso de manera integral en situaciones de transformación, cuando nos sentimos desintegrados, tironeados y somos incapaces de reconocer nuestra verdadera conciencia, cuando no sabemos bien que nos esta pasando, pero sentimos que nos falta algo, experimentamos la existencia como incompleta y perdemos nuestra genuina esencia, por buscar aprobación del entorno.
En circunstancias complejas no encontramos hacia donde vamos, esta puede ser una enorme oportunidad para modificar el rumbo, para dar un giro al volante y transitar por otro camino.
La contención no es una relación de pares sino un vínculo de ayuda, de permitir al otro escucharse a sí mismo, siempre digo que en los encuentros, lo importante es que somos dos trabajando para uno y esto le da otro enfoque a nuestra idea conceptual de la palabra problema, da sentido y abre el abanico de posibilidades.
Ya no nos manejamos con dos opciones, sino que somos conscientes de infinitas variables y del poder de elección con el que contamos, la contención sugiere caminos, intenta iluminar y estimula a ir mas allá de lo que vemos en la superficie, nos ayuda a ver a través de la periferia y explorar más profundo, a veces confronta y pone límites para que la persona pueda reflexionar sobre su propia existencia y para derribar las barreras mentales que nos mantienen limitados en muchos ámbitos de nuestra vida
En ocasiones somos nuestros jueces más implacables, castigándonos con culpas exageradas o magnificando todo aquello que vivimos, como si fuéramos actores invitados a nuestra propia historia, optando por un rol de victima que nos provoca una minusvalía emocional y afectiva, ya que nos abandonamos a nosotros por obtener la aprobación de los demás.
Cuando en realidad, si comenzamos a elegir de manera diferente, en nuestras acciones cotidianas, lo que ocurra a nuestro alrededor también será distinto, depende de desarrollar programas de acción más eficientes y constructivos con respecto a nosotros mismos.
El intelecto es practico, útil y eficaz.
Sin embargo, si se usa de forma inapropiada, se vuelve muy limitante y activa una disfuncionalidad superflua para hacernos conscientes.
Para decirlo con más precisión, no se trata tanto de que usas la mente equivocadamente: por lo general no la usas en absoluto, sino que ella te usa a vos.
Eso es lo antinatural y lo que juntos vamos a restaurar.
Si estas pasando por un momento de confusión conflicto o dolor, si sentís que el pasado te supera, que estas en el mismo lugar sin poder asimilar las circunstancias que surgen, si te «enganchas» permanentemente con el afuera y no podes anclarte en el enorme milagro que brinda el amor a uno mismo, saliendo del círculo ilusorio de seguridades transitorias, a través del trabajo con tu sentir y tus estructuras, parámetros y percepciones, casi todas adquiridas en la formación que hemos tenido, se pueden encontrar respuestas que quizás buscaste siempre fuera de tu propio ser, cediendo tu poder en manos de circunstancias o persona.
Ahora se pueden hacer nuevas elecciones, como priorizarte y renunciar a sentir que hay que estar para todos, menos para tu proceso.
Sabiendo que somos capaces de superar nuestras crisis, apegos, prejuicios y hacerte cargo de tus experiencias, de tu vida, y encontrar esas respuestas que no encontras por que los interrogantes no son los correctos.
Las respuestas están en tu conciencia, pero siempre las hemos buscado fuera de nosotros, cuando la verdad es que sanando el pasado, viviendo plenamente el presente, es decir el aquí y el ahora que es lo único con lo que contamos realmente y proyectando el futuro desde bases sólidas.
Dejando atrás los conflictos que surgen de la diferencia abismal que percibimos entre nuestra realidad actual y como nos gustaría que fuera esa vida ideal (expectativas) que en vez de permitirnos avanzar, diseñar un plan de acción concreto, nos paraliza, ya que siempre rumiamos que hay algo mal en nuestras vidas.
Lo más importante es comprender profundamente que estas reflejando tu propio sentir en todas las áreas de tu vida, corrigiendo y enfocando ese sentir, tu propio mundo reflejara esa transformación ya no estarás desgastándote comprando amor, seguridades y compañía porque contaras con tu presencia, es la mejor opción que podes tener, contar con tu conciencia siempre y darte ese amor que buscaste repetidamente en los demás.
Entonces empezarás a darte cuenta de que hay un vasto reino de inteligencia más allá del pensamiento, y de que el pensamiento sólo es una pequeña parte de esa inteligencia.
También te das cuenta de que todas las cosas verdaderamente importantes —la belleza, el amor, la creatividad, la alegría, la paz interna— surgen de más allá de los diálogos internos y la actividad mental constante.
A través del trabajo de sanar las emociones y desarrollando un vínculo propio y sano, podes generar nuevas maneras de sentir y de ver la vida, encausando relaciones con luchas de poder o estableciendo límites a vínculos conflictivos que no te suman más que dolor y sentimientos de perdida, podes reinventar tu manera de crear relaciones.
Nunca es tarde para reconstruir con bases sólidas un nuevo modo de experimentar y expandir tu conciencia, serás todo lo capaz que decidas ser.